martes, 27 de abril de 2010

López Perito. El cura Fernando Lugo y su ministro de la corrupción

López Perito. El cura Fernando Lugo y su ministro de la corrupción

Los bolsillos de los gobernantes deben ser de cristal (Enrique Tierno Galván).


Es bien sabido que las vertientes económicas de la política nunca se han caracterizado por ser claras, en ningún gobierno y bajo ningún ideología, y los maletines en negro destinados al proselitismo nunca han sido una rareza en las campañas, ni siquiera en las que no se caracterizaban por la persuasión en masa requerida en las democracias modernas, como el caso de los movimientos guerrilleros de América Latina.

En el seno mismo de la revolución cubana, el Che Guevara había creado un organismo con rango ministerial denominado “Liberación”, abocado en forma exclusiva a proveer de recursos a los movimientos insurreccionales del Tercer Mundo, sobre todo a quienes optaban por la revuelta violenta. Es bien conocido el caso del héroe cubano Arnaldo Ochoa Sánchez, es vinculado a oficiales del Ministerio del Interior cubano, quien luego confesaría haber realizado operaciones de narcotráfico vía Cuba que reportaron en sólo una ocasión ganancias por 3,4 millones de dólares.

Mucho se ha escrito de los famosos “maletines” para financiar campañas políticas, desde Huey Long hasta Hillary Clinton, en el ámbito de la política norteamericana, y de acuerdo al primer embajador de Cuba en Argelia, Jorge Serguera, ni siquiera el Che Guevara se abstuvo de enviar su propio maletín al mismísimo Juan Domingo Perón, cuando éste se encontraba proscripto en Argentina y exiliado en España.

Con estos antecedentes, un personaje tan contradictorio como el cura con hijos Fernando Lugo, obviamente, no iría a ser una excepción.

El ministro encargado del trabajo sucio de recaudar fondos en negro para los objetivos políticos del cura Fernando Lugo es su secretario general con rango de ministro, Miguel López Perito, una especie de ministro sin cartera y delegado plenipotenciario del gobierno luguista para perpetrar actos de corrupción.

Durante la falaz campaña del cura Lugo, una manipulación obscena de la simbología religiosa para fines inconfesables, López Perito gustaba auto-promocionarse como un “ex guerrillero”, dado que perteneció a un embrión de guerrilla en los años 70, la Organización Político–Militar u OPM.

Este grupo, sin embargo, no llegó a concretar en sus años de esplendor una sola acción militar exitosa, siendo desmantelada en pocas horas merced en gran parte a la delación desenfrenada de los primeros integrantes que fueron arrestados por la policía de Stroessner, entre ellos el mismo López Perito. Las pocas “acciones” de la pretendida guerrilla en realidad fueron poco lucidas incursiones delictivas, al punto que el más “exitoso operativo” del grupo fue el robo del mimeógrafo del mismo colegio donde estudiaban o eran empleados algunos de ellos.

Exponente del Think tank de ONG que respaldaron la campaña proselitista de Lugo, todas ellas adictas a los organismos de la telaraña imperial como USAID, López Perito ha sido elegido por el régimen arzobispal como encargado de crispar los ánimos en el mundillo político, con actitudes y declaraciones fuera de lugar. Entre estas están mantener entrevistas con exponentes del submundo de la prostitución y las drogas, intentar utilizar la reforma agraria como coartada para embolsar grandes ganancias por sobrefacturación, urdir contubernios con la mafia de sesameros para distribuirse dinero público, y ubicar a toda su parentela en la burocracia estatal con injustificados salarios.

López Perito dedica todo su tiempo a buscar de dónde distraer dinero público para sus propios fines, al punto que ya cuenta con un frondoso prontuario en apenas un año y medio de abocarse a trabajar para el régimen arzobispal. Entre sus antecedentes, figura el haber nombrado a su hijastro David Yinde como director de la Dinatrán, quien luego fue arrestado en pleno congreso de Transportistas al comprobarse que se hallaba metido hasta los tuétanos en la corrupción. López Perito negó toda relación con el detenido, a pesar de ser conocido que su nombramiento respondió a su proximidad familiar con el Ministro de la Corrupción.

López Perito también fue uno de los principales responsables del grave deterioro de las relaciones entre el cura Lugo y su vicepresidente, uno de los hechos que más perjudicó a la vapuleada imagen del gobierno luguista.

Por si todo fuera poco, un tiempo atrás el obispo de Concepción, Zacarías Ortiz, conmocionó a la opinión pública revelando que personajes ligados a López Perito, como el dirigente campesino Elvio Benítez y José “Pakova” Ledesma extorsionan al clérigo-presidente en base al conocimiento de sus perversiones sexuales, de allí la forma milagrosa en que obtenían de Lugo todas las concesiones y privilegios en el gobierno.

Según el obispo, el grupo de López Perito y sus allegados tienen entre “la espada y la pared” al Presidente, aprovechando que manejaban esa íntima información.

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