sábado, 14 de agosto de 2010

FERNANDO LUGO Y REPUTACIÓN FALSIFICADA

Decía Hesíodo que una mala reputación es una carga, ligera de levantar, pesada de llevar, dificil de descargar. Tal sentencia es la norma en la mayoría de los países del mundo, aunque en el Paraguay, certeramente calificado como un cementerio de teorías, se vive exactamente lo contrario a esa realidad. Un viejo adagio de la política paraguaya, atribuído al político liberal Cecilio Báez, afirma que en el Paraguay nadie pierde ni gana reputación, y el gobierno que encabeza el cura Fernando Lugo no parece escapar a la norma, sobre todo porque en él se cumple lo que sentenciara el historiador romano Tácito, de que quien desprecia la reputación también desprecia la virtud.

LOS PATROCINADORES DE LA MENTIRA
Por mucho tiempo advertimos que la supuesta candidatura izquierdista del obispo Fernando Lugo a la presidencia del Paraguay, era patrocinada por una ultraderecha tan consolidada como para capaz su propia izquierda, y publicitar a un supuesto izquierdista sin dejar de defender a dictadores como Pinochet y encubriendo a los asesinos de Orlando Letelier.

Estamos hablando del principal diario que actuó de vocero del cura Lugo durante su campaña electoral, ABC color, vocero extraoficial de la derecha radical paraguaya.

Mis reservas se confirmaron cuando una vez llegado al poder, el cura Lugo demostró que si a alguien respondía cien por ciento era precisamente a esta prensa mediática ultraderechista, aglutinante de oligopolios e intereses económicos bien definidos.

Otra muestra en el mismo sentido fue nombrar ministra a la esposa de un periodista de la misma filiación, Humberto Rubín, quien inauguraría su gestión con un escándalo anti-sandinista que tomó como excusa la vida sexual del presidente Daniel Ortega. Poco después se evidenciaría la inescrupulosidad de la ministra en cuestión, Gloria Rubín cuando al descubrirse la escandalosa vida privada del cura libertino Fernando Lugo ni pensó en abandonar su silla en el gobierno.

DESMORONAMIENTO DE LA MENTIRA
Decía Roa Bastos que el infortunio se había enamorado llamado Paraguay, y la frase parecía dar muchas pruebas palpables y objetivas de su contundente realidad. Eso hasta que surgió el Mesías predestinado a cambiarle la mala imagen y convertirlo en un país respetado y serio.

Al menos, eso es lo que anunció una caterva de eunucos políticos que se colgó de la sotana del cura Fernando Lugo, manipulando de manera obscena la religiosidad de un pueblo imbuído de pensamiento mágico, machismo ingénito y tradición autoritaria.
La jugarreta pareció resultar, hasta las mentiras empezaron a desmoronarse una por una.
Primero fue la del referente moral, que se derrumbó ante la aparición de numerosos hijos del cura, quien había olvidado un elemento inherente a la ética del sacerdote católico: el tradicional celibato sacerdotal.
Luego pudo comprobarse, con el establecimiento de una verdadera dictadura mediática de derechas, política claudicante y militarización progresiva del país, con la ayuda de asesores colombianos y norteamericanos.
El desmentido hoy llegó de la misma boca del cura, quien en un acto político en la localidad de Paraguarí, se jactó de no ser un “hijo” del bolivariano Hugo Chávez. Previamente, personajes de su inepto entorno habían confesado su verdadera identidad ante la prensa.
“No nos definimos como de izquierda”, había reconocido el secretario del Gabinete Civil de Fernanod Lugo, Miguel López Perito, refiriéndose a su movimiento, corroborando lo que hace dos años y meses venimos denunciando: la supuesta filiación de izquierdas del lugismo es una farsa.La confesión es oportuna, puesto que de haberla realizado antes de ganar las elecciones, no se hubieran publicitado en toda Latinoamérica como integrantes de la ola bolivariana. Tampoco hubieran recibido apoyo de todas las latitudes con otras credenciales.Ante la confesión de parte, estos personajes ya no necesitan que se pruebe nada.

Otro de los grupos más influyentes dentro del gobierno, el Pmas, sin inhibiciones justificó su simbiosis con USAID, NED, y otros organismos relacionados con la penetración imperialista.

En una entrevista realizada por Martha Harnecker y Federico Fuentes, editada en 2008, por el Centro Internacional Miranda, en Venezuela, los seguidores de Camilo Soares se confesaron: “Tienen que entender que una ONG sin donantes en Paraguay no puede trabajar; la posibilidad de contar con voluntarios está muy limitada. En Paraguay, un chico, cuando acaba de cumplir 18 años, tiene que ir a trabajar, sus padres dicen: "Vete a trabajar, necesitamos que ayudes a mantener la familia". Por eso es difícil encontrar voluntarios, difícilmente existen voluntarios cuando todos necesitan ganar algo para ayudar a la familia. Por esto necesitamos fondos para trabajar y hacer proyectos. Y si estos proyectos son fondos de Estados Unidos ¿cuál es el problema? Nosotros siempre presentamos proyectos que apuntan a los objetivos que estamos desarrollando, de dónde venga el dinero que los financian no nos interesa”.

FALSA REPUTACIÓN SIN CONCIENCIA
El producto de tanta falsedad hoy está a la vista. El Paraguay que se prometió redimir se ha convertido en un país donde hasta las fuerzas del orden se enfrentan entre sí, los abusos cometidos por uniformados están a la orden del día, los conflictos entre poderes del estado crecen día, y los legisladores amenazan diariamente con la destitución a los ministros e incluso al presidente.
No podía haber sucedido de otra manera.

Conocidos falsarios, fabricantes de falsas reputaciones, han sumido al Paraguay en el caos promocionando al improvisado cura Fernando Lugo, embaucador consumado y maestro del engaño, como fingido líder político. De ellos se hicieron eco imprudentes activistas de izquierda, fundamentalistas católicos y otros grupos abigarrados para consumar un triunfo electoral que poco a poco se ha convertido en un fiasco histórico.

Es que como dijo Publio Siro, muchas personas cuidan de su reputación, pero no cuidan de su conciencia.

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